Sunday, May 26, 2019

AGUSTIN CORNEJO: HOMBRE CLAVE EN NUEVA YORK



Agustin Argentino Cornejo es recordado entre los gardelianos por su rol destacado en la película “El Tango en Broadway” de 1934.   Ahí se lo ve solo frente a las cámaras cantando “Que me importa”  y “Chinita”, y dos momentos que suelen gustar.   Cornejo tiene además una participación más discreta en otras películas que filmó Gardel en los Estados Unidos, y existe evidencia que participó en algunas de las primeras grabaciones “Criolla, deci que sí” y “Caminito soleado”.  Sin embargo, a pesar de su digno rol en la leyenda gardeliana, ningún libro sobre Gardel ofrece muchos detalles de Agustín Cornejo y poco se sabe de su vida antes y después de ese momento glorioso junto al Zorzál.  Este articulo trata de corregir un poco esta situación.     
 
Cornejo nace en el Valle del Tulum, cerca de San Juan, el 28 de agosto de 1899. Desde pequeño se destaca como cantante, y su fama y prestigio va en aumento. En un momento, llega a trabajar con el legendario Saúl Salinas, de fama gardeliana y muchos créditos propios.  Estando en San Juan conoce y se casa con Aurora Allende y en 1925 nace su primera hija Aurora. Su segunda hija Sara nace el año siguiente en Buenos Aires, ciudad a la que Cornejo se había trasladado en búsqueda de mejores oportunidades para su talento musical.  También en Buenos Aires forma un dúo con otro sanjuanino cantor Miguel Cáceres.  Este dúo de inmediato empieza a hacerse de un nombre en la gran ciudad, y en 1926 junto con Gregorio Ayala son contratados por la compañía de Camila Quiroga para participar de unas giras por los países latinos.
 
En 1926 Cornejo-Cáceres empieza a girar por todos los países de America del Sur junto a Camila Quiroga.  Lo que iba a ser una gira de seis meses se empezó a alargar a medida que aparecen largos compromisos en distintos países de habla hispana, y un momento decisivo aparece en 1929 cuando, estando en Bogotá, el sello norteamericano Brunswick le ofrece al dúo Cornejo-Cáceres un contrato para grabar algunos discos en Nueva York.  Es ahí que se separan de Camila Quiroga y se van a los Estados Unidos con el guitarrista argentino Gregorio Ayala, que formaba parte del grupo. Radicados en Nueva York, Cornejo, Cáceres y Ayala no volvería a su patria por muchos años.
 
Los primeros registros para la Brunswick- grabados en Nueva York-  son de 1929. Un tiempo después,    Miguel Cáceres contrae matrimonio y eventualmente el dúo se separa, pero siguen como amigos y trabajando juntos de vez en cuando.   Hoy sabemos que desde 1929 hasta su vuelta a la Argentina en 1937, Cornejo tuvo una digna carrera como intérprete de música latinoamericana en Nueva York.  Prueba de ello son por lo menos veintiocho lados grabados por el sanjuanino en Estados Unidos.  Primero para el sello Brunswick, luego para los sellos Victor, Decca y Columbia.    Por esos años Cornejo trabaja con regularidad en distintos sitios que difunden música latina en la ciudad de los rascacielos. Los amigos Cáceres y Ayala a veces trabajaban con el. En un momento Cornejo conoce a la familia Piazzolla, por entonces residente en la ciudad, y el joven Astor Piazzolla empieza a tocar con el.   
El joven Astor Piazzolla, en el conjunto de Cornejo.
 
 
Encuentro con Gardel
"Buen interprete de las canciones de mi tierra" 
 
 
 El tema es que cuando llega Carlos Gardel a Nueva York a finales de 1933  Cornejo- que lo había conocido fugazmente en la Argentina- ahora esta en condiciones de participar en sus planes. Unos meses después del primer encuentro, Cornejo recibe una invitación para participar con un rol pequeño en la primera película que Gardel filma en Nueva York, “Cuesta Abajo”.  En la siguiente, “El Tango en Broadway”, Cornejo tiene el papel  por el cual se lo recuerda. El libreto de la película tiene a un grupo de artistas argentinos liderados por Cornejo que están luchando por una oportunidad en Nueva York, y visitan la agencia de talentos Bozán, administrada por el pensonaje que juega Gardel.   En ese contexto logra cantar dos canciones frente a las cámaras, una de ellas “Chinita”, a la que Cornejo le tenía mucha fé y Gardel le da una oportunidad para que el mundo la conozca. Agustin Cornejo entra en la historia como uno de los muy pocos artistas que se destacan cantando en una película de Gardel.   Unos meses después, empezando 1935, Cornejo tendrá un rol más modesto en “El Dia que me quieras”.
 


La sorpresiva muerte de Gardel en junio 1935  estremece a Cornejo como a todo el mundo que lo conoció, y compone una canción tributo al gran artista que será editada por el sello Columbia: “Adiós Gardel” .   En 1937, los años fuera de la patria empiezan a pesar y decide volver a la Argentina. 
 
 
 
 Empieza bien, con un emotivo rencuentro con su familia y con buena recepción en su provincia natal.  Cornejo intenta hacer algo con la música a nivel nacional, pero sin apoyos importantes en el ambiente argentino, y las oportunidades que aparecen son  decepcionantes. 
Actuación en Argentina, luego de su retorno en 1937
 
  . Una prueba de eso es la aparente ausencia de discos grabados en Argentina después de su residencia en los Estados Unidos.   Cornejo vuelve a mirar al exterior, pero la situación ahora es mucho mas complicada. España esta destruida por la guerra civil, y se acerca una guerra mundial.  Esta vez el sanjuanino prioriza sus lazos familiares, quedándose en Argentina, y más adelante, apoyando las aspiraciones musicales de  sus hijas en un proyecto musical llamado las “hermanas Cornejo”.   Prácticamente olvidado por los gardelianos, el gran interprete sanjuanino muere en San Justo el  9 de octubre de 1965.
 
Agradecemos en la producción de esta nota sobre Cornejo al Museo Pedro Gatti de la ciudad de Campana, que tiene mucho material sobre Cornejo, a la nieta de Cornejo Cristina Kotz Cornejo, y a Sergio Torres que tiene una discografía bastante completa del artista sanjuanino.   
 
Cornejo grabó mas de treinta canciones en Estados Unidos.  Estas son las que grabó para la Victor y Decca. 
 
 
 
 
 

Sunday, May 5, 2019

SORPRESAS EN LA CORRESPONDENCIA GARDEL-DEFINO

 
 


CARTAS DE GARDEL:    Autor:  Enrique Espina Rawson.    Editorial PROSA.



El autor de este libro tuvo acceso a las cartas que existen en la Coleccion Gardes, lo que llegó a nuestros dias de los bienes de Adela Defino, y todas la correspondencia Gardes- Defino es publicada aqui en el CD que acompaña al libro. Tambien algunas de Gardel a su madre, y de Defino a su esposa. Quedaron afuera otras cartas a otras personas y algunos documentos  pertenecientes a la valiosa colección.      



La historia para los que no la conocen es la siguiente.  Luego de seis años de tener a su viejo socio musical José Razzano como representante en un arreglo en que “el Oriental” cobraba el 50% de todo lo que  el Zorzál ganaba, Gardel en 1931 empezó a tener serias dudas acerca de la sabiduría  de mantener ese vínculo. Gardel sentía que su situación económica no estaba acorde con su éxito como artista. A partir de 1931, empezó a confiar cada vez más en otra persona: su amigo Armando Defino. Un momento clave fue cuando Defino se ofreció a cuidar a la madre de Gardel, Doña Berta, algo muy apreciado por Gardel y que hizo mucho para afianzar el vinculo. Entonce podemos presumir que a partir de 1932 el hombre de confianza para Gardel fue  Armando Defino, aunque Razzano  seguiría siendo oficialmente el representante hasta fines de 1933, cuando Gardel en un viaje a la Argentina firmó papeles al respecto.
 
                                            1932:
Gardel pasó casi todo el 1932 en Europa, bastante nervioso porque sorpresivamente a pesar del éxito comercial de “Luces” se demoraba la posibilidad de volver a filmar. Salvo una sesión de grabación en Barcelona y una transmisión radial, no se sabe mucho de su vida en Europa hasta que finalmente en los últimos meses logra visibilidad al filmar dos películas y un corto para la Paramount.  El libro contiene en su CD un puñado de cartas en ambas direcciones,  pero no aportan mucho acerca de las actividades en Europa salvo que Gardel firmó contrato “para cantar en las radios francesas combinadas con Londres” y que esta esperando para filmar.  Las cartas hablan de problemas para cobrar giros bancarios, transportar su vehículo entre Europa a la Argentina, y otras cosas mundanas.  Tambien hay bastante espacio dedicado a quejarse de  José Razzano, todavia representante.   Uno se sorprende al enterarse que Gardel en 1932 ya había comprado un terreno en Montevideo, y dudaba si Razzano estaba pagando los impuestos correspondientes. Le pide a Defino que averigüe.
                                            1934-35
 
El grueso de las cartas son de los años 1934 y 1935. De ese periodo el libro contiene escaneadas en un CD mas de veinte cartas de Gardel a Defino, y más de sesenta en la otra dirección.  Muchas de las cartas mandadas por Defino son largas.   La mayoría de las cartas que envió Gardel desde Nueva York y las escalas de su última gira  fueron publicadas a través de los años, y su contenido es conocido en ambientes gardelianos. Algunas aparecen enteras por primera vez.   Se publican por también enteras por primera vez las cartas escritas y enviadas por Defino, que suelen informar a Gardel sobre cosas que suceden en Buenos Aires y tienen una relación con sus intereses. Al igual que en 1932, cuestiones administrativas relacionadas con la carrera de Gardel  (posibles arreglos comerciales,  la venta de discos,  la recepción que tuvieron en Buenos Aires las películas y las transmisiones,  la contratación y envío de actores para las películas que se filmaban en Nueva York, el envío de los guitarristas que van a participar en la gira, la situación con  los caballos propiedad de Gardel, el terreno de Montevideo, preparativos para la gira )  dominan las mismas, y son relativamente pocas las líneas que salen de esa esfera mundana.       
Sin embargo existen algunas sorpresas que si bien no cambian mucho la historia, le dan detalle a la leyenda gardeliana.  Por ejemplo, que en los primeros dos meses no apareció un auspiciante para el segmento de Gardel en la NBC, y que cualquier renovación se iba a hacer con un fuerte recorte en los 350 dólares  semanales que hasta marzo le pagaba la radio.  Este dato antes desconocido explicaría la poca resistencia de la radio cuando Gardel se desvinculó para volver a concentrarse en el cine.  
Ya en esos primeros meses de 1934 Gardel pensaba en salir de gira por “Centro America”. Era su plan si se quedaba sin trabajo en Nueva York, y los preparativos  estaban avanzados. La gira se fue postergando ante la prioridad que tenían los compromisos que Gardel con la Paramount, y recién aparece una nueva oportunidad para salir de gira en 1935, con los resultados conocidos. 
En cuanto a sus proyectos, Gardel deja en claro de que seguir filmando en los Estados Unidos o Francia  era lo que más le interesaba, pero si se complicaba el tema cine, quería seguir trabajando y acumulando un capital. Una posibilidad era hacer una gira por España, Portugal y los países árabes.  Y existían planes avanzados para su próxima visita a la Argentina, prevista para la segunda mitad del año 1935. Defino ya estaba autorizado a negociar un acuerdo con una radio, y hasta mayo 1935 se hablaba de teatros, una gira por el interior argentino, y unas actuación en Montevideo que quería organizar Bonapelch. Queda claro en estas cartas que Gardel tenía al uruguayo como un hombre clave.   Solo cuando Gardel siente el rigor de la gira que estaba efectuando, cambia un poco de idea y le escribe a Defino para que limite cualquier compromiso en Argentina a cantar por radio.  Gardel habla bien y mal de las distintas personas que comparten la epopeya de filmar en los Estados Unidos.  Gardel habla bien de Alberto Castellanos, Tito Lusiardo y el  director John Reinhardt entre otros, mientras que esta muy decepcionado con Horacio Pettorosi.
    
Las personalidades de los dos hombres aparecen con fuerza en estas cartas, en su momento destinadas a ser privadas. Aparece un Gardel práctico, totalmente metido en controlar los costos de su productora Éxito Producciones,  y organizar la gira más ambiciosa de su carrera.   Defino aparece como un hombre muy detallista, un eficaz representante de los intereses de Gardel en Argentina. Se nota que a partir de 1934 trabajar para Gardel era su ocupación central.  Prueba de ello es la cantidad de cartas que escribió,y el grado de detalle.
 

 

En definitiva, si queremos encontrar en estas cartas detalles de la vida privada de Gardel, vamos a estar desilusionados.

Incluso cuando habla de Isabel, es sobre el apoyo financiero que esta dispuesto a asumir. Pero si queremos saber mas de lo que estaba pasando con Gardel en los últimos años de su vida, especialmente cosas relacionadas con su carrera,   este libro es un fenomenal aporte.