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Friday, October 9, 2015

MEDELLIN: HISTORIA DE UNA ESTATUA

 
Cada vez hay mas estatuas de Gardel, y cada una tiene su pequeña historia. Existen ciertas variables, pero una vez instalada….la estatua normalmente ahí se queda.  Incluso la famosa estatua de Gardel en Chacarita, El Bronce que Sonrie, tiene una historia poco conocida pero relativamente sencilla, que el hijo de su  escultor Manuel De Llano nos contó en una nota anterior de MUNDO GARDELIANO.    
 
Si algo se puede decir de la estatua de Gardel en Manrique, un barrio de Medellín, Colombia, es que su historia no es tan sencilla.  La magnifica estatua que vemos hoy es la tercera edición de un homenaje que tuvo una historia de marchas y contramarchas…fiel reflejo de la compleja relación entre la ciudad y el hombre que le dio un destino.  
 
Leonardo Nieto, hoy en Medellin.  
Cuando el inmigrante argentino Leonardo Nieto Jardón llegó a Medellin en 1960, le llamó la atención que no existía un monumento a Gardel en esta ciudad tan emblemática para la historia de Gardel y del tango. Tomó la decisión de hacer algo al respecto, pero en ese momento tenía asuntos mas importantes….abrirse camino como inmigrante en una ciudad que era nueva para el.  En la peatonal principal de Medellín, inauguró el restaurante Salón Versalles que en poco tiempo se convirtió en un favorito y aún hoy goza de muy buena fama.

 
A medida que avanzaban los sesentas y se sentía económicamente mas fuerte, Nieto pudo dedicarse a su pasión…Gardel y el tango. Empezaron las tratativas para organizar lo que sería la primera edición de un Festival Internacional de Tango en Medellín. El año elegido para el gran evento fué 1968, y ahí aparece la idea de “coronar” el evento con la inauguración en el barrio tanguero de Manrique de una estatua al Rey del Tango.  En su búsqueda de ayuda,  Nieto tuvo una agradable sorpresa.  La Federación de Cafeteros de Colombia, a través del dirigente Pedro Felipe Valencia López, se mostró muy interesada en ayudarlo y terminaron juntando y aportando gran parte del dinero que se necesitaba.  Muchas Gracias, cafeteros!   También fue una sorpresa la colaboración del gobierno militar argentino.  Hasta ese momento, los argentinos solo se conocían como impulsores de estatuas del General San Martin.  Pero a través del Ministerio de Relaciones Exteriores,  cuyo representante en Colombia era el embajador Coronel Juan Francisco Guevara, los funcionarios argentinos ayudaron con las gestiones necesarias para contactar a un esculptor idoneo en Argentina, hacer el trato, y mas adelante utilizar la estatal Aerolineas Argentinas para transportar la estatua a Colombia sin costo alguno. La estatua, de granito, fué producto del muy respetado esculptor italo-argentino Santiago Chierico.   
 
La buena noticia fué que, el 12 de octubre de 1968,  una hermosa estatua de Gardel en granito, procedente de Argentina, hizó su debut en Medellín. Fué presentada por el Alcalde de Medellin y el embajador argentino Guevara.  Estaban presentes Anibal Troilo y su señora, Tito Lusiardo, Edmundo Rivero y varios tangueros que habían viajado a Medellín para el Primer Festival Internacional de Tango.
 


 
Primera Estatua (foto Bibloteca Publica Piloto de Medellin)  
 
 
 
  
 
Desde 1968 hasta 1971 la estatua no ofreció novedad.  En ese tiempo fue visitada por los tangueros que iban a Medellín a participar de los distintos festivales de tango, y los turistas de todo el mundo.  
 
Todo cambió una noche de 1971.  Dos borrachos locales, emocionados con verlo a Carlitos en su barrio, se subieron al pedestal para darle “un fuerte abrazo”.  La estatua no pudo ser soporte de dos personas claramente desequilibradas,  y en un momento determinado…otra tragedia gardeliana.  La estatua de granito se cae al piso, quedando totalmente destruida.
 
Al igual que en 1935, la noticia recorrió el mundo.  En Argentina, la prensa sensacionalista, recordando el rol del gobierno, presentó a la desgracia como un posible atentado anti-argentino  Leonardo Nieto humorísticamente recuerda hoy que el entonces presidente argentino, el General Lanusse, se comunicó telefónicamente para averiguar si el ataque tenía un componente político, quedando apaciguado cuando Nieto le relató la verdad de lo sucedido.
 
Nieto no quería inaugurar el Festival Internacional de Tango de 1971 en una Medellín sin una estatua de Gardel que le de la bienvenida a los visitantes. Por eso convocó de emergencia a los cinco escultores mas conocidos de la ciudad para escuchar propuestas sobre una nueva estatua.  Los cinco convocados estuvieron de acuerdo que el hombre indicado era Alfonso Góez, un escultor famoso en Medellin no solo por la calidad de sus obras sino por ser un gardeliano de ley. No se equivocaron.  Góez se mostró muy feliz con la propuesta, rapidamente arregló una suma con Nieto,  y se puso a trabajar. Durante un mes el estudio de Goez recibió la visita casi diaria de Nieto y su amigo gardeliano,el cantante y cineasta  Hugo del Carril, que estaba en la ciudad para cumplir con un compromiso. Juntos, entretenían a Góez con relatos tangueros mientras el gran esculptor colombiano trabajaba.   

 


 












Con mucha alegría, el mundo del tango pudo inaugurar la estatua de Góez en 1971 tan cual estaba previsto.  Entonces, sucedió algo inesperado. Algunas personas y parte de la prensa salieron a decir que la estatua no se parecía a Gardel. Que Gardel había sido mas alto, que su rostro no se parecía a las fotos. Todas estas criticas a la obra eran particularmente dolorosas para un gardeliano como Goez, que había visto personalmente a Gardel en el Circo España  en 1935 y se acordaba perfectamente de su altura y aspecto.  “No puedo hacerlo como no era!” le decía emocionado a Nieto.  Pero en 1973, solo dos años después, Goez se puso a trabajar en una segunda estatua de Gardel. Una versión habla de un acto de vandalismo que le forzó la mano. De cualquier manera, el resultado final es la estatua que vemos hoy. Muy parecida a la primera de Góez pero con pequeñas diferencias en el rostro y la vestimenta.

Alfonso Góez

Góez 2 (1973)



Goez 1 (1971)












 
 

Alfonso Góez murió en 1982, pero- como dicen- su obra queda.  La estatua de Gardel de Manrique, una de las primeras que se hicieron en su memoria y posiblemente la que tiene mas historia, invita a los gardelianos de todo el mundo a que vengan a verla. 

Agradecemos a Don Leonardo Nieto, su familia, Mauricio Umana y Walter Tamayo Góez, nieto del esculptor, por su asistencia en la producción de esta nota.




 

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