CARTAS DE GARDEL: Autor: Enrique Espina Rawson. Editorial PROSA.
El autor de este libro tuvo acceso a las cartas que existen en la Coleccion Gardes, lo que llegó a nuestros dias de los bienes de Adela Defino, y todas la correspondencia Gardes- Defino es publicada aqui en el CD que acompaña al libro. Tambien algunas de Gardel a su madre, y de Defino a su esposa. Quedaron afuera otras cartas a otras personas y algunos documentos pertenecientes a la valiosa colección.
La historia para los que no la conocen es
la siguiente. Luego de seis años de
tener a su viejo socio musical José Razzano como representante en un arreglo en
que “el Oriental” cobraba el 50% de todo lo que el Zorzál ganaba, Gardel en 1931 empezó a
tener serias dudas acerca de la sabiduría de mantener ese vínculo. Gardel sentía que su
situación económica no estaba acorde con su éxito como artista. A partir de
1931, empezó a confiar cada vez más en otra persona: su amigo Armando Defino. Un
momento clave fue cuando Defino se ofreció a cuidar a la madre de Gardel, Doña
Berta, algo muy apreciado por Gardel y que hizo mucho para afianzar el vinculo.
Entonce podemos presumir que a partir de 1932 el hombre de confianza para Gardel
fue Armando Defino, aunque Razzano seguiría siendo oficialmente el representante
hasta fines de 1933, cuando Gardel en un viaje a la Argentina firmó papeles al
respecto.
1932:
Gardel pasó casi todo el 1932 en Europa,
bastante nervioso porque sorpresivamente a pesar del éxito comercial de “Luces”
se demoraba la posibilidad de volver a filmar. Salvo una sesión de grabación en
Barcelona y una transmisión radial, no se sabe mucho de su vida en Europa hasta
que finalmente en los últimos meses logra visibilidad al filmar dos películas y
un corto para la Paramount. El libro
contiene en su CD un puñado de cartas en ambas direcciones, pero no aportan mucho acerca de las actividades
en Europa salvo que Gardel firmó contrato “para cantar en las radios francesas
combinadas con Londres” y que esta esperando para filmar. Las cartas hablan de problemas para cobrar
giros bancarios, transportar su vehículo entre Europa a la Argentina, y otras
cosas mundanas. Tambien hay bastante
espacio dedicado a quejarse de José
Razzano, todavia representante. Uno se sorprende al enterarse
que Gardel en 1932 ya había comprado un terreno en Montevideo, y dudaba si
Razzano estaba pagando los impuestos correspondientes. Le pide a Defino que
averigüe.
1934-35
El grueso de las cartas son de los años
1934 y 1935. De ese periodo el libro contiene escaneadas en un CD mas de veinte
cartas de Gardel a Defino, y más de sesenta en la otra dirección. Muchas de las cartas mandadas por Defino son
largas. La mayoría de las cartas
que envió Gardel desde Nueva York y las escalas de su última gira fueron publicadas a través de los años, y su
contenido es conocido en ambientes gardelianos. Algunas aparecen enteras por primera vez. Se publican por
también enteras por primera vez las cartas escritas y enviadas por Defino, que suelen informar a Gardel sobre
cosas que suceden en Buenos Aires y tienen una relación con sus intereses. Al
igual que en 1932, cuestiones administrativas relacionadas con la carrera de
Gardel (posibles arreglos
comerciales, la venta de discos, la recepción que tuvieron en Buenos Aires las
películas y las transmisiones, la
contratación y envío de actores para las películas que se filmaban en Nueva
York, el envío de los guitarristas que van a participar en la gira, la situación con los caballos propiedad de Gardel, el terreno
de Montevideo, preparativos para la gira )
dominan las mismas, y son relativamente pocas las líneas que salen de
esa esfera mundana.
Sin embargo existen algunas sorpresas que
si bien no cambian mucho la historia, le dan detalle a la leyenda
gardeliana. Por ejemplo, que en los
primeros dos meses no apareció un auspiciante para el segmento de Gardel en la
NBC, y que cualquier renovación se iba a hacer con un fuerte recorte en los 350
dólares semanales que hasta marzo le
pagaba la radio. Este dato antes desconocido
explicaría la poca resistencia de la radio cuando Gardel se desvinculó para
volver a concentrarse en el cine.
Ya en esos primeros meses de 1934 Gardel
pensaba en salir de gira por “Centro America”. Era su plan si se quedaba sin
trabajo en Nueva York, y los preparativos
estaban avanzados. La gira se fue postergando ante la prioridad que
tenían los compromisos que Gardel con la Paramount, y recién aparece una nueva
oportunidad para salir de gira en 1935, con los resultados conocidos.
En cuanto a sus proyectos, Gardel deja en
claro de que seguir filmando en los Estados Unidos o Francia era lo que más le interesaba, pero si se
complicaba el tema cine, quería seguir trabajando y acumulando un capital. Una
posibilidad era hacer una gira por España, Portugal y los países árabes. Y existían planes avanzados para su próxima
visita a la Argentina, prevista para la segunda mitad del año 1935. Defino ya estaba
autorizado a negociar un acuerdo con una radio, y hasta mayo 1935 se hablaba de
teatros, una gira por el interior argentino, y unas actuación en Montevideo que
quería organizar Bonapelch. Queda claro en estas cartas que Gardel tenía al
uruguayo como un hombre clave. Solo
cuando Gardel siente el rigor de la gira que estaba efectuando, cambia un poco
de idea y le escribe a Defino para que limite cualquier compromiso en Argentina
a cantar por radio. Gardel habla bien y mal
de las distintas personas que comparten la epopeya de filmar en los Estados
Unidos. Gardel habla bien de Alberto Castellanos,
Tito Lusiardo y el director John Reinhardt entre otros, mientras que esta muy
decepcionado con Horacio Pettorosi.
Las personalidades de los dos hombres
aparecen con fuerza en estas cartas, en su momento destinadas a ser privadas.
Aparece un Gardel práctico, totalmente metido en controlar los costos de su
productora Éxito Producciones, y organizar
la gira más ambiciosa de su carrera.
Defino aparece como un hombre muy detallista, un eficaz representante de
los intereses de Gardel en Argentina. Se nota que a partir de 1934 trabajar
para Gardel era su ocupación central. Prueba de ello es la cantidad de cartas que
escribió,y el grado de detalle.
En definitiva, si queremos encontrar en estas cartas detalles de la vida privada de Gardel, vamos a estar desilusionados.
Incluso cuando habla de Isabel, es sobre el apoyo financiero que esta dispuesto a asumir. Pero si queremos saber mas de lo que estaba pasando con Gardel en los últimos años de su vida, especialmente cosas relacionadas con su carrera, este libro es un fenomenal aporte.
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