Por Santiago Viller
La
irrupción de la radio a principios de los años 20 vino a romper el monopolio
del interés del público dedicado masivamente al “biógrafo” (cine) y al teatro. La
música era interpretada y escuchada en cafés y confiterías. Números de jazz y
sus derivados, del cancionero criollo y del nuevo género que comenzaba a
conquistar a los porteños, el tango, eran el programa más habitual.
Lógicamente, estas presentaciones tenían una repercusión limitada. El nuevo
medio vendría a subsanar esa desventaja llegando paulatinamente a más y más
receptores.
La
radio en Argentina inició sus transmisiones el 27 de agosto de 1920. La emisión
fue realizada desde el Teatro Coliseo y la magna opera “Parsifal” de Richard
Wagner ejecutada por la Orquesta Sinfónica del Teatro Constanzi de Roma y la
Compañía Lirica del Teatro Municipal de Rio surcó por primera el éter de la
ciudad.
Desde
entonces, gracias a las nuevas tecnologías que año a año iban abaratando los
aparatos radiales y ampliando el alcance de las emisoras, el nuevo medio
llegaba a más hogares y se convertía en una nueva forma de acceder a múltiples
entretenimientos y contenidos que llegaban al seno de las familias en sus
propios hogares.
Esta
autentica revolución mediática que involucraba todo tipo de variedades, música, radionovela, noticias, deportes y
también, propaganda política, generó oportunidades para muchos artistas que
aprovecharían el novedoso medio para difundir sus bondades artísticas.
Pocos
años después, el 30 de septiembre de 1924, el dúo nacional Gardel-Razzano
debutaría por Radio Splendid. La emisora había sido inaugurada recientemente
con el nombre de “Radio Grand Splendid Theatre”. A las 22 horas, el dúo
nacional inició su larga audición que resultó un gran éxito. Cuatro días después,
Gardel se presentaría como solista acompañado por la orquesta de Francisco
Canaro concretando una nueva y elogiada presentación.
Con los años, Gardel,
que había captado tempranamente la importancia de mantener una presencia
constante en el ámbito radial, concretaría audiciones en muchas emisoras tales
como Radio Fénix y Radio Sociedad de Cerealistas de Rosario, Radio Prieto,
Radio Argentina, Radio Brusa, Radio Nacional, Radio Casa América, Radio
Belgrano y Radio Buenos Aires.
También realizó presentaciones en otros países hispanos, como Radio Carve de
Montevideo, y- durante su última gira- Radio Caracas de Venezuela y Radio La
voz de la Víctor de Bogotá, audición esta que marcaría su última aparición
radial.
En un episodio poco recordado, nuestro
Zorzal tuvo también la oportunidad de cantar desde Paris el 25 de mayo de 1932
en una audición llamada “La hora francesa” con conexión Radio Colonial a Radio
Nacional de Buenos Aires
El
Morocho del abasto sostenía que le interesaban las actuaciones radiales “para estar
en contacto con su público”.
La
última audición que realizó Gardel en Buenos Aires se concretó el 6 de
noviembre de 1933 por Radio Belgrano. Jose Razzano a través de Francisco Garcia
Jiménez nos dejaría una semblanza de aquella presentación:
“El edificio de la
broadcasting hervía de un gentío que se desbordaba por la escalinata y llenaba
la calle Belgrano hasta la esquina de
Entre Ríos. Gardel salió en vilo, estrujado por cientos de manos excesivamente
idolatras, que querían abrazarlo, palmearlo; disputándose todas el honor de
alzarlo en andas. Por fin llega hasta el automóvil que lo esperaba,
previsoramente estacionado a una cuadra del lugar. Tuvimos que hacer esfuerzos
para librarlo de porfiados admiradores de ambos sexos que aun lo perseguían
abrumándolo de agasajos. Pudimos, por fin, hacerlo entrar al coche. Jadeaba.
Con una mano se oprimía el pecho, sobre el lado izquierdo.- ¿El corazón,
Carlos? . . . —le preguntamos alarmados, mientras el auto se ponía en marcha.
Respiro hondo. Hizo un guiño de pillete callejero. —iLa cartera! . . ."
—aclaró.
Publicidad radial
Gardel
también incursionó en la publicidad radial que había surgido casi al mismo
tiempo que la propia radiofonía. En 1931 las Bodegas Giol patrocinaban una
audición en Radio Casa América en donde
el Morocho del Abasto interpretó el tango “Tirate un lance”. La pieza consistía
en un jingle publicitario promocionando un concurso en el que se podía ganar un
automóvil De Soto:
“Tirate un lance ! Tomá vino Toro. que está en diez
tapitas la combinación...
No pierdas el tiempo, metele, Teodoro, pensá en tu pebeta...junta pa' un cupón...
Tirate un lance ! Tomá vino Toro que en el gran concurso te podés armar
y de un regio De Soto que vale un tesoro y el sueño e' tu novia se va a realizar!”
No pierdas el tiempo, metele, Teodoro, pensá en tu pebeta...junta pa' un cupón...
Tirate un lance ! Tomá vino Toro que en el gran concurso te podés armar
y de un regio De Soto que vale un tesoro y el sueño e' tu novia se va a realizar!”
José A. Zatzkin,
director de Radio Casa América, quien contrató a Carlitos por 8.000 pesos,
cifra jamás alcanzada por artista alguno para una serie de audiciones radiales,
cuenta que el Zorzal cantaba una hora diaria sin interrupción de doce a catorce
canciones consecutivas y que fue ardua la tarea de convencerlo para que cantara
el tango “Tirate un lance”:
“¿Pero como querés que cante eso, si es malísimo…?,
y además jamás, en mi vida he tomado ese vino…”.
Finalmente,
gracias a la entrañable amistad que lo unía a Zatzkin, el Zorzal accedió:
“Y bueno,
que embromar, he cantado tantos tangos malos en mi vida que por uno más no se
terminara el mundo, a ver si por un capricho mío vas a terminar con tu carrera
en la radio”.
Carlitos
cantó diariamente la canción en cuestión. Zatzkin rememora:
“Las cosas
que hacia mientras la interpretaba no se las imaginaran nunca quienes no
conocieron íntimamente a Gardel”.
En la
NBC…..
La destacada
carrera radiofónica que Gardel protagonizó en Nueva York a partir del año 1933
es también un momento clave en la vida artística del Zorzal. Debutó el 30 de
diciembre de ese año en la cadena NBC (National Broadcasting Company)
prescindiendo de sus guitarristas y acompañado por una orquesta de 30 músicos
dirigida por Hugo Mariani, el pianista Alberto Castellanos y con arreglos
orquestales de Terig Tucci. Este nuevo acompañamiento obligó al Zorzal a
realizar una adaptación de su canto, sugerido por Tucci y Castellanos, hacia un
registro de tonos graves hasta llegar a un barítono alto. Esta presentación
representó un impulso muy importante para Carlitos ya que relanzó su carrera y
le permitió destacarse en el mercado estadounidense.
El propio
Terig Tucci relata como, luego de intensos ensayos, matizados por los inconvenientes
que tuvo Gardel con el acompañamiento de una gran orquesta, el debut en la NBC
resultó en un éxito completo:
“Por un instante todos quedamos galvanizados ante
la magistral interpretación del artista excelso, inclusive aquellos de los
presentes que no entendían el texto español. Todos, como una sola persona,
aplaudimos con frenético entusiasmo. Gardel, feliz por su primer triunfo en
Nueva York, se vuelve hacia mi, y con el gesto típico de completa aprobación,
consistente en llevarse los dedos pulgar e índice al lado derecho del labio
superior, como retorciéndose un bigote imaginario, anuncia en el más puro
acento porteño:
-Che, Tucci, macanudo, viejo. iMacanudo!-.
Esa misma noche, la voz triunfante de Carlos
Gardel, el Zorzal que venía a conquistar nuevos laureles por cielos norteños,
se escuchaba en incontables millones de hogares norteamericanos”.
La
repercusión de las audiciones de Carlitos en tierras estadounidenses fue inmediata
y clamorosa.
De nuevo Tucci comenta el suceso:
“Los programas de la NBC, ya bien encaminados,
continuaban con éxito creciente, deleitando igualmente al público y a los
dirigentes de la emisora. La colonia latinoamericana de Nueva York, que era
entonces de más de medio millón de almas, se pegaba a sus receptores para oír
los programas de Gardel. Los periódicos de la ciudad los postulaban entre los
más selectos que se ofrecían por la radio. A pesar de que la mayoría del
público norteamericano no entendía -como es natural- el texto español de las
canciones, sus adherentes se multiplicaban de una manera asombrosa; se corría
la voz, el artista se afianzaba. Y si bien el significado dramático de sus
canciones permanecía vedado al gran público norteamericano, la belleza de su
arte vocal, el puro deleite de su canto, eran incentivos suficientes para
atraer y cautivar”.
Gardel fue
protagonista de una audición que haría historia en los registros de la
radiofonía. El 5 de marzo de 1934 se realizó una trasmisión paralela entre Nueva
York y Buenos Aires. Riverol, Barbieri y Vivas ejecutando las canciones con sus
guitarras desde los estudios de LS5 Radio Rivadavia mientras Carlitos, que
escuchaba a sus guitarristas por onda corta, cantaba a través de los micrófonos
de la NBC. LR4 Radio Splendid fue la emisora que sumó las dos transmisiones
para lograr el “mágico” encuentro y lo emitió para la audiencia porteña. Barsky
cita a Atilio Aimi, uno de los operadores de Radio Splendid en la recordada
audición:
"Minutos después, ya todo dispuesto, las
guitarras de Barbieri, Vivas y Riverol preludiaron la primera canción y
enseguida la voz, la magnífica voz del Zorzal Criollo, desgranaba los sentidos
versos de `Mi Buenos Aires querido'. En el estudio, como en todos los hogares
del país, se vivió la presencia de Gardel. ¡Mi Buenos Aires querido, cuando yo
te vuelva a ver!... La voz de Gardel era una lágrima, un fervoroso ruego, la
expresión de un vigoroso deseo de acortar distancias."
Vincent
Thomas, hijo de Edmundo “Pucho” Guibourg, gran amigo de Gardel, relata como fue
escuchar a Carlitos desde Nueva York en una casa de Buenos Aires:
"No había radio con sonido en relieve y yo
había sintonizado las dos radios que teníamos en casa en la misma estación. La
sensación técnica imponía su misterio. El sonido venia repleto de ruidos
misteriosos que parecían provenir del infinito. La mágica voz se alejaba y
volvía".
La
dilatada y prestigiosa carrera radial del Zorzal no pasó desapercibida por las
más importantes y poderosas firmas y emisoras de Buenos Aires. Al momento de producirse
el infausto accidente de Medellín, se disputaban el concurso de Carlitos para cuando este regresara a la capital
argentina.
Luego de
arduas negociaciones, Evaristo J. Borla jefe de publicidad radial de
Farmaplatense y Armando Defino, apoderado de Gardel, ultimaban detalles en la
redacción de la revista “Radiolandia” con el objeto de cerrar un contrato de
treinta audiciones para la marca “Cafiaspirina”: 45.000 pesos fue la cifra
acordada, la más alta alcanzada para una
serie de presentaciones radiales. La fecha, 24 de junio de 1935, precisamente
el trágico día en el que Carlos Gardel nos dejara para siempre. Borla expresó
posteriormente:
“Sabíamos que si tres millones de personas podían
escuchar radio, el noventa y cinco por ciento sintonizarían sus audiciones. La catástrofe de Medellín dio por
tierra con su vida y con todas nuestras esperanzas. Y ellas eran tantas, que ni
de buscar emisora nos habíamos ocupado. Sabíamos cabalmente que por cualquier
onda que actuara, el éxito seria el mismo”.
Carlos Gardel comprendió tempranamente las
posibilidades de este nuevo medio de comunicación y en consecuencia dedicó tiempo y esfuerzo para lograr que sus
presentaciones llegaran con la mayor calidad artística y técnica a los hogares
de “su público”. La radio fue sumamente importante en el desarrollo y éxito de
su carrera, sería un vehículo que utilizaría el Morocho del Abasto para
desplegar su capacidad visionaria y su impronta de artista integral.
Bibliografía:
-
Julián y Osvaldo Barsky - “Gardel, la biografía” –
Editorial Taurus
-
Terig Tucci – “Gardel en Nueva York” – Web Press,
New York
-
Francisco Garcia Jiménez – “Vida de Carlos Gardel
contada por José Razzano - Editorial Mayo
-
José Barcia / Enriqueta Fulle / José Luis Maccagi –
“Primer diccionario gardeliano” - Editorial Corregidor
-
Miguel Ángel Morena – “Historia artística de Carlos
Gardel” – Editorial Corregidor
Vincent
Thomas – “El Gardel que yo conocí – Editorial Mundo Gardeliano.
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