Tuesday, July 18, 2017

LA RADIO EN LA VIDA DE GARDEL



 
                                                           Por Santiago Viller

 
 
La irrupción de la radio a principios de los años 20 vino a romper el monopolio del interés del público dedicado masivamente al “biógrafo” (cine) y al teatro. La música era interpretada y escuchada en cafés y confiterías. Números de jazz y sus derivados, del cancionero criollo y del nuevo género que comenzaba a conquistar a los porteños, el tango, eran el programa más habitual. Lógicamente, estas presentaciones tenían una repercusión limitada. El nuevo medio vendría a subsanar esa desventaja llegando paulatinamente a más y más receptores.
 
La radio en Argentina inició sus transmisiones el 27 de agosto de 1920. La emisión fue realizada desde el Teatro Coliseo y la magna opera “Parsifal” de Richard Wagner ejecutada por la Orquesta Sinfónica del Teatro Constanzi de Roma y la Compañía Lirica del Teatro Municipal de Rio surcó por primera el éter de la ciudad.
 
Desde entonces, gracias a las nuevas tecnologías que año a año iban abaratando los aparatos radiales y ampliando el alcance de las emisoras, el nuevo medio llegaba a más hogares y se convertía en una nueva forma de acceder a múltiples entretenimientos y contenidos que llegaban al seno de las familias en sus propios hogares.
 
 
Esta autentica revolución mediática que involucraba todo tipo de variedades,  música, radionovela, noticias, deportes y también, propaganda política, generó oportunidades para muchos artistas que aprovecharían el novedoso medio para difundir sus bondades artísticas.
 
 
 
 

Pocos años después, el 30 de septiembre de 1924, el dúo nacional Gardel-Razzano debutaría por Radio Splendid. La emisora había sido inaugurada recientemente con el nombre de “Radio Grand Splendid Theatre”. A las 22 horas, el dúo nacional inició su larga audición que resultó un gran éxito. Cuatro días después, Gardel se presentaría como solista acompañado por la orquesta de Francisco Canaro concretando una nueva y elogiada presentación.
 
Con los años, Gardel, que había captado tempranamente la importancia de mantener una presencia constante en el ámbito radial, concretaría audiciones en muchas emisoras tales como Radio Fénix y Radio Sociedad de Cerealistas de Rosario, Radio Prieto, Radio Argentina, Radio Brusa, Radio Nacional, Radio Casa América, Radio Belgrano y Radio Buenos Aires.
 
 También realizó presentaciones en otros países hispanos, como Radio Carve de Montevideo,  y- durante su última gira- Radio Caracas de Venezuela y  Radio La voz de la Víctor de Bogotá, audición esta que marcaría su última aparición radial.
 
En un episodio poco recordado, nuestro Zorzal tuvo también la oportunidad de cantar desde Paris el 25 de mayo de 1932 en una audición llamada “La hora francesa” con conexión Radio Colonial a Radio Nacional de Buenos Aires

 
 
El Morocho del abasto sostenía que le interesaban las actuaciones radiales “para estar en contacto con su público”.
 
 
La última audición que realizó Gardel en Buenos Aires se concretó el 6 de noviembre de 1933 por Radio Belgrano. Jose Razzano a través de Francisco Garcia Jiménez nos dejaría una semblanza de aquella presentación:  
 
 
“El edificio de la broadcasting hervía de un gentío que se desbordaba por la escalinata y llenaba la calle Belgrano  hasta la esquina de Entre Ríos. Gardel salió en vilo, estrujado por cientos de manos excesivamente idolatras, que querían abrazarlo, palmearlo; disputándose todas el honor de alzarlo en andas. Por fin llega hasta el automóvil que lo esperaba, previsoramente estacionado a una cuadra del lugar. Tuvimos que hacer esfuerzos para librarlo de porfiados admiradores de ambos sexos que aun lo perseguían abrumándolo de agasajos. Pudimos, por fin, hacerlo entrar al coche. Jadeaba. Con una mano se oprimía el pecho, sobre el lado izquierdo.- ¿El corazón, Carlos? . . . —le preguntamos alarmados, mientras el auto se ponía en marcha.   Respiro hondo. Hizo un guiño de pillete callejero. —iLa cartera! . . ." —aclaró.
 
 
Publicidad radial
 
Gardel también incursionó en la publicidad radial que había surgido casi al mismo tiempo que la propia radiofonía. En 1931 las Bodegas Giol patrocinaban una audición en Radio Casa América  en donde el Morocho del Abasto interpretó el tango “Tirate un lance”. La pieza consistía en un jingle publicitario promocionando un concurso en el que se podía ganar un automóvil De Soto:
“Tirate un lance ! Tomá vino Toro. que está en diez tapitas la combinación...
No pierdas el tiempo, metele, Teodoro, pensá en tu pebeta...junta pa' un cupón...
Tirate un lance ! Tomá vino Toro que en el gran concurso te podés armar
y de un regio De Soto que vale un tesoro y el sueño e' tu novia se va a realizar!”
José A. Zatzkin, director de Radio Casa América, quien contrató a Carlitos por 8.000 pesos, cifra jamás alcanzada por artista alguno para una serie de audiciones radiales, cuenta que el Zorzal cantaba una hora diaria sin interrupción de doce a catorce canciones consecutivas y que fue ardua la tarea de convencerlo para que cantara el tango “Tirate un lance”:
“¿Pero como querés que cante eso, si es malísimo…?, y además jamás, en mi vida he tomado ese vino…”.
Finalmente, gracias a la entrañable amistad que lo unía a Zatzkin, el Zorzal accedió:
 “Y bueno, que embromar, he cantado tantos tangos malos en mi vida que por uno más no se terminara el mundo, a ver si por un capricho mío vas a terminar con tu carrera en la radio”.
Carlitos cantó diariamente la canción en cuestión. Zatzkin rememora:
 “Las cosas que hacia mientras la interpretaba no se las imaginaran nunca quienes no conocieron íntimamente a Gardel”.
 
En la NBC…..
 

  
La destacada carrera radiofónica que Gardel protagonizó en Nueva York a partir del año 1933 es también un momento clave en la vida artística del Zorzal. Debutó el 30 de diciembre de ese año en la cadena NBC (National Broadcasting Company) prescindiendo de sus guitarristas y acompañado por una orquesta de 30 músicos dirigida por Hugo Mariani, el pianista Alberto Castellanos y con arreglos orquestales de Terig Tucci. Este nuevo acompañamiento obligó al Zorzal a realizar una adaptación de su canto, sugerido por Tucci y Castellanos, hacia un registro de tonos graves hasta llegar a un barítono alto. Esta presentación representó un impulso muy importante para Carlitos ya que relanzó su carrera y le permitió destacarse en el mercado estadounidense.
El propio Terig Tucci relata como, luego de intensos ensayos, matizados por los inconvenientes que tuvo Gardel con el acompañamiento de una gran orquesta, el debut en la NBC resultó en un éxito completo:
“Por un instante todos quedamos galvanizados ante la magistral interpretación del artista excelso, inclusive aquellos de los presentes que no entendían el texto español. Todos, como una sola persona, aplaudimos con frenético entusiasmo. Gardel, feliz por su primer triunfo en Nueva York, se vuelve hacia mi, y con el gesto típico de completa aprobación, consistente en llevarse los dedos pulgar e índice al lado derecho del labio superior, como retorciéndose un bigote imaginario, anuncia en el más puro acento porteño:
-Che, Tucci, macanudo, viejo. iMacanudo!-.
Esa misma noche, la voz triunfante de Carlos Gardel, el Zorzal que venía a conquistar nuevos laureles por cielos norteños, se escuchaba en incontables millones de hogares norteamericanos”.
La repercusión de las audiciones de Carlitos en tierras estadounidenses fue inmediata y clamorosa.
 
De nuevo Tucci comenta el suceso:
“Los programas de la NBC, ya bien encaminados, continuaban con éxito creciente, deleitando igualmente al público y a los dirigentes de la emisora. La colonia latinoamericana de Nueva York, que era entonces de más de medio millón de almas, se pegaba a sus receptores para oír los programas de Gardel. Los periódicos de la ciudad los postulaban entre los más selectos que se ofrecían por la radio. A pesar de que la mayoría del público norteamericano no entendía -como es natural- el texto español de las canciones, sus adherentes se multiplicaban de una manera asombrosa; se corría la voz, el artista se afianzaba. Y si bien el significado dramático de sus canciones permanecía vedado al gran público norteamericano, la belleza de su arte vocal, el puro deleite de su canto, eran incentivos suficientes para atraer y cautivar”.
 
Gardel fue protagonista de una audición que haría historia en los registros de la radiofonía. El 5 de marzo de 1934 se realizó una trasmisión paralela entre Nueva York y Buenos Aires. Riverol, Barbieri y Vivas ejecutando las canciones con sus guitarras desde los estudios de LS5 Radio Rivadavia mientras Carlitos, que escuchaba a sus guitarristas por onda corta, cantaba a través de los micrófonos de la NBC. LR4 Radio Splendid fue la emisora que sumó las dos transmisiones para lograr el “mágico” encuentro y lo emitió para la audiencia porteña. Barsky cita a Atilio Aimi, uno de los operadores de Radio Splendid en la recordada audición:  
 
 
 
  "Minutos después, ya todo dispuesto, las guitarras de Barbieri, Vivas y Riverol preludiaron la primera canción y enseguida la voz, la magnífica voz del Zorzal Criollo, desgranaba los sentidos versos de `Mi Buenos Aires querido'. En el estudio, como en todos los hogares del país, se vivió la presencia de Gardel. ¡Mi Buenos Aires querido, cuando yo te vuelva a ver!... La voz de Gardel era una lágrima, un fervoroso ruego, la expresión de un vigoroso deseo de acortar distancias."
 
Vincent Thomas, hijo de Edmundo “Pucho” Guibourg, gran amigo de Gardel, relata como fue escuchar a Carlitos desde Nueva York en una casa de Buenos Aires:
"No había radio con sonido en relieve y yo había sintonizado las dos radios que teníamos en casa en la misma estación. La sensación técnica imponía su misterio. El sonido venia repleto de ruidos misteriosos que parecían provenir del infinito. La mágica voz se alejaba y volvía".
La dilatada y prestigiosa carrera radial del Zorzal no pasó desapercibida por las más importantes y poderosas firmas y emisoras de Buenos Aires. Al momento de producirse el infausto accidente de Medellín, se disputaban el concurso de Carlitos  para cuando este regresara a la capital argentina.
Luego de arduas negociaciones, Evaristo J. Borla jefe de publicidad radial de Farmaplatense y Armando Defino, apoderado de Gardel, ultimaban detalles en la redacción de la revista “Radiolandia” con el objeto de cerrar un contrato de treinta audiciones para la marca “Cafiaspirina”: 45.000 pesos fue la cifra acordada,  la más alta alcanzada para una serie de presentaciones radiales. La fecha, 24 de junio de 1935, precisamente el trágico día en el que Carlos Gardel nos dejara para siempre. Borla expresó posteriormente:

 
“Sabíamos que si tres millones de personas podían escuchar radio, el noventa y cinco por ciento sintonizarían sus  audiciones. La catástrofe de Medellín dio por tierra con su vida y con todas nuestras esperanzas. Y ellas eran tantas, que ni de buscar emisora nos habíamos ocupado. Sabíamos cabalmente que por cualquier onda que actuara, el éxito seria el mismo”.
Carlos Gardel comprendió tempranamente las posibilidades de este nuevo medio de comunicación y en consecuencia  dedicó tiempo y esfuerzo para lograr que sus presentaciones llegaran con la mayor calidad artística y técnica a los hogares de “su público”. La radio fue sumamente importante en el desarrollo y éxito de su carrera, sería un vehículo que utilizaría el Morocho del Abasto para desplegar su capacidad visionaria y su impronta de artista integral.
 
Bibliografía:
-          Julián y Osvaldo Barsky - “Gardel, la biografía” – Editorial Taurus
-          Terig Tucci – “Gardel en Nueva York” – Web Press, New York
-          Francisco Garcia Jiménez – “Vida de Carlos Gardel contada por José Razzano - Editorial Mayo
-          José Barcia / Enriqueta Fulle / José Luis Maccagi – “Primer diccionario gardeliano” - Editorial Corregidor
-          Miguel Ángel Morena – “Historia artística de Carlos Gardel” – Editorial Corregidor
Vincent Thomas – “El Gardel que yo conocí – Editorial Mundo Gardeliano.



 

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