Sunday, May 5, 2019

SORPRESAS EN LA CORRESPONDENCIA GARDEL-DEFINO

 
 


CARTAS DE GARDEL:    Autor:  Enrique Espina Rawson.    Editorial PROSA.



El autor de este libro tuvo acceso a las cartas que existen en la Coleccion Gardes, lo que llegó a nuestros dias de los bienes de Adela Defino, y todas la correspondencia Gardes- Defino es publicada aqui en el CD que acompaña al libro. Tambien algunas de Gardel a su madre, y de Defino a su esposa. Quedaron afuera otras cartas a otras personas y algunos documentos  pertenecientes a la valiosa colección.      



La historia para los que no la conocen es la siguiente.  Luego de seis años de tener a su viejo socio musical José Razzano como representante en un arreglo en que “el Oriental” cobraba el 50% de todo lo que  el Zorzál ganaba, Gardel en 1931 empezó a tener serias dudas acerca de la sabiduría  de mantener ese vínculo. Gardel sentía que su situación económica no estaba acorde con su éxito como artista. A partir de 1931, empezó a confiar cada vez más en otra persona: su amigo Armando Defino. Un momento clave fue cuando Defino se ofreció a cuidar a la madre de Gardel, Doña Berta, algo muy apreciado por Gardel y que hizo mucho para afianzar el vinculo. Entonce podemos presumir que a partir de 1932 el hombre de confianza para Gardel fue  Armando Defino, aunque Razzano  seguiría siendo oficialmente el representante hasta fines de 1933, cuando Gardel en un viaje a la Argentina firmó papeles al respecto.
 
                                            1932:
Gardel pasó casi todo el 1932 en Europa, bastante nervioso porque sorpresivamente a pesar del éxito comercial de “Luces” se demoraba la posibilidad de volver a filmar. Salvo una sesión de grabación en Barcelona y una transmisión radial, no se sabe mucho de su vida en Europa hasta que finalmente en los últimos meses logra visibilidad al filmar dos películas y un corto para la Paramount.  El libro contiene en su CD un puñado de cartas en ambas direcciones,  pero no aportan mucho acerca de las actividades en Europa salvo que Gardel firmó contrato “para cantar en las radios francesas combinadas con Londres” y que esta esperando para filmar.  Las cartas hablan de problemas para cobrar giros bancarios, transportar su vehículo entre Europa a la Argentina, y otras cosas mundanas.  Tambien hay bastante espacio dedicado a quejarse de  José Razzano, todavia representante.   Uno se sorprende al enterarse que Gardel en 1932 ya había comprado un terreno en Montevideo, y dudaba si Razzano estaba pagando los impuestos correspondientes. Le pide a Defino que averigüe.
                                            1934-35
 
El grueso de las cartas son de los años 1934 y 1935. De ese periodo el libro contiene escaneadas en un CD mas de veinte cartas de Gardel a Defino, y más de sesenta en la otra dirección.  Muchas de las cartas mandadas por Defino son largas.   La mayoría de las cartas que envió Gardel desde Nueva York y las escalas de su última gira  fueron publicadas a través de los años, y su contenido es conocido en ambientes gardelianos. Algunas aparecen enteras por primera vez.   Se publican por también enteras por primera vez las cartas escritas y enviadas por Defino, que suelen informar a Gardel sobre cosas que suceden en Buenos Aires y tienen una relación con sus intereses. Al igual que en 1932, cuestiones administrativas relacionadas con la carrera de Gardel  (posibles arreglos comerciales,  la venta de discos,  la recepción que tuvieron en Buenos Aires las películas y las transmisiones,  la contratación y envío de actores para las películas que se filmaban en Nueva York, el envío de los guitarristas que van a participar en la gira, la situación con  los caballos propiedad de Gardel, el terreno de Montevideo, preparativos para la gira )  dominan las mismas, y son relativamente pocas las líneas que salen de esa esfera mundana.       
Sin embargo existen algunas sorpresas que si bien no cambian mucho la historia, le dan detalle a la leyenda gardeliana.  Por ejemplo, que en los primeros dos meses no apareció un auspiciante para el segmento de Gardel en la NBC, y que cualquier renovación se iba a hacer con un fuerte recorte en los 350 dólares  semanales que hasta marzo le pagaba la radio.  Este dato antes desconocido explicaría la poca resistencia de la radio cuando Gardel se desvinculó para volver a concentrarse en el cine.  
Ya en esos primeros meses de 1934 Gardel pensaba en salir de gira por “Centro America”. Era su plan si se quedaba sin trabajo en Nueva York, y los preparativos  estaban avanzados. La gira se fue postergando ante la prioridad que tenían los compromisos que Gardel con la Paramount, y recién aparece una nueva oportunidad para salir de gira en 1935, con los resultados conocidos. 
En cuanto a sus proyectos, Gardel deja en claro de que seguir filmando en los Estados Unidos o Francia  era lo que más le interesaba, pero si se complicaba el tema cine, quería seguir trabajando y acumulando un capital. Una posibilidad era hacer una gira por España, Portugal y los países árabes.  Y existían planes avanzados para su próxima visita a la Argentina, prevista para la segunda mitad del año 1935. Defino ya estaba autorizado a negociar un acuerdo con una radio, y hasta mayo 1935 se hablaba de teatros, una gira por el interior argentino, y unas actuación en Montevideo que quería organizar Bonapelch. Queda claro en estas cartas que Gardel tenía al uruguayo como un hombre clave.   Solo cuando Gardel siente el rigor de la gira que estaba efectuando, cambia un poco de idea y le escribe a Defino para que limite cualquier compromiso en Argentina a cantar por radio.  Gardel habla bien y mal de las distintas personas que comparten la epopeya de filmar en los Estados Unidos.  Gardel habla bien de Alberto Castellanos, Tito Lusiardo y el  director John Reinhardt entre otros, mientras que esta muy decepcionado con Horacio Pettorosi.
    
Las personalidades de los dos hombres aparecen con fuerza en estas cartas, en su momento destinadas a ser privadas. Aparece un Gardel práctico, totalmente metido en controlar los costos de su productora Éxito Producciones,  y organizar la gira más ambiciosa de su carrera.   Defino aparece como un hombre muy detallista, un eficaz representante de los intereses de Gardel en Argentina. Se nota que a partir de 1934 trabajar para Gardel era su ocupación central.  Prueba de ello es la cantidad de cartas que escribió,y el grado de detalle.
 

 

En definitiva, si queremos encontrar en estas cartas detalles de la vida privada de Gardel, vamos a estar desilusionados.

Incluso cuando habla de Isabel, es sobre el apoyo financiero que esta dispuesto a asumir. Pero si queremos saber mas de lo que estaba pasando con Gardel en los últimos años de su vida, especialmente cosas relacionadas con su carrera,   este libro es un fenomenal aporte.
 

 

 
 
 

 
 
 
 
 
 
 

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