El capítulo está estructurado a base de dos entrevistas que nuestro colega Arturo Yepez le
hizo en cinta magnetofónica a Nathaniel Soltero. Forma parte del libro La Noticia y Yo, cuyo copyright pertenece a la Editorial de la Universidad de Puerto Rico.
TU TE ENCARGAS DE CUBRIRLO A GARDEL
por Nathaniel Soltero
El 24 de junio de 1935, día de San Juan, en horas de la tarde, llegó a Puerto Rico la noticia de la muerte de Carlos Gardel.
por Nathaniel Soltero
El 24 de junio de 1935, día de San Juan, en horas de la tarde, llegó a Puerto Rico la noticia de la muerte de Carlos Gardel.
MUERE
CARLOS GARDEL EN ACCIDENTE DE AVIACION
EN COLOMBIA STOP.
En
aquella época las noticias se recibían a través de cables, ya que las máquinas
de teletipo no habían hecho aún su aparición en la isla. Yo
estaba en mi escritorio de El Imparcial
en aquel momento, escribiendo una
noticia de rutina de la Fortaleza, cuando alguien me entregó el cable con el
trágico accidente de Medellín. Sólo
atiné a mirarlo, incrédulo, demasiado sorprendido como para intentar una
reacción.
¡Ah,
no, debe tratarse de una equivocación!, pensé.
Ha sucedido con otros cables en otras ocasiones, seguí tratando de
convencerme, al tiempo en que revivía en
mi mente mi amistad con el afamado cantor de tangos. Sí,
me consideraba amigo de él. Curioso, lo
había tratado sólo unos días pero tenía la impresión de haberlo conocido toda
una vida.
Me
había tocado entrevistarlo a Gardel cuando arribó a San Juan aquel primero de
abril de 1935. En mi carrera de
periodista tuve la oportunidad de entrevistar a numerosas personalidades, sin
embargo, este argentino que venía precedido de una fama extraordinaria me
cautivó instantáneamente por su sencillez y su don de gente. Luego me tocó
seguirlo en cada una de sus actuaciones en la Isla y entre yo y el cantante
surgió una gran amistad. A pesar del
triste epílogo siempre le estuve agradecido a Ayuso Valdivieso, dueño del
periódico, por haberme dado la asignación de “seguirlo al Gaucho a través de
toda su gira”.
No,
no podía ser que la muerte se llevara a
este artista entre artistas, a este amigo entre amigos. Sin embargo, mis divagaciones fueron
interrumpidas abruptamente por el segundo cable.
AVION
EN QUE VIAJABA GARDEL CHOCO CON OTRO STOP TODOS LOS PASAJEROS PERECIERON EN LAS
LLAMAS STOP
Y
así, uno tras otro, en agonizante lentitud, cada uno de los lacónicos cables
fue completando el trágico cuadro como piezas en un rompecabezas funesto.
GARDEL
TRATO DE SALTAR POR VENTANILLA AVION STOP EL FUEGO SE LO IMPIDIO STOP
Sobreponiéndome
a mi pena y asombro me dirigí apresuradamente hacia la casa del corrector de
prueba del diario, el colega dominicano
Guaroa Velázquez, en la calle San Francisco, quien tenía una radio de
onda corta. A través de la misma pude
tomar nota de los más mínimos detalles del accidente.
De
regreso hacia El Imparcial, en mis
manos llevaba yo el mejor reportaje que aparecería al día siguiente sobre el
trágico suceso. Mucho mejor de lo que habría de publicar nuestro sempiterno
rival, El Mundo. En aquel entonces El Imparcial estaba ubicado detrás del
Teatro Tapia en la curva que hace la Tetuán hacia la calle Fortaleza. El Mundo, por su parte, estaba en la
calle San José, esquina Tetuán.
Aún
recuerdo la consternación general que se percibía en la calle. El comentario del día era la muerte de
Gardel, y en todos se trasuntaba una gran tristeza. Y es que el visitante
argentino supo ganarse una legión de admiradores de su arte y amigos de su
persona a su paso por la Isla.
Gardel
debutó en el Teatro Paramount el 3 de abril de 1935 ante un teatro abarrotado
de gente y con unas tres mil personas que se quedaron afuera sin poder entrar.
Cantó en Arecibo, Mayagüez, Ponce y
varios otros pueblos de la isla. En cada
una de sus presentaciones conquistaba plenamente.
En
aquella época el gobernador era Blanton Winship, un general retirado, sureño,
que había sido traído a Puerto Rico para bregar con mano dura contra el
movimiento nacionalista; quizás haya sido Winship uno de los personajes más
odiados en nuestra historia. Cuando
llegó el cantante Winship vio una oportunidad para congraciarse con el pueblo y
lo invitó a La Fortaleza para lo que hoy llaman un “photo op”.
Con el gobernador Winship en La Fortaleza |
Según
creo Albizu Campos y Gardel nunca se
llegaron a conocer. ¡Cómo me hubiera gustado que mi ilustre compueblano y el
argentino se hubieran conocido! Hubieran tenido mucho en común de qué hablar.
También
recuerdo que unos días después que llegara Gardel habían regresado de Estados
Unidos “Los debatientes”, un grupo de estudiantes de la Universidad de Puerto
Rico que había triunfado al medirse con un grupo similar en universidades de
ese país. La Democracia, en una nota publicada por César Andreu Ribas (un
primo de César Andreu Iglesias), hablaba sobre la ingratitud del puertorriqueño
contra su propia gente comentando que a Gardel se le había tributado una
bienvenida gigantesca, sin embargo la llegada de los debatientes había pasado prácticamente desapercibida.
Entre los jovencitos debatientes recuerdo a Arturo Morales Carrión, Francisco
Ponsa Feliú, Gaspar Rivera Cestero, y Otto Riefkohl.
Fui testigo de numerosas
ocasiones cuando el artista cantaba
desde la plaza de los pueblos a todos los humildes que se había quedado fuera
del teatro sin poder entrar, ya sea porque no podían pagar la taquilla o porque
el teatro estaba muy lleno.
Una
vez al llegar al Teatro Broadway, en Ponce, vio una viejita que estaba
acurrucada en las escalinatas. Gardel le
pregunto qué es lo que hacía ahí. “Estoy pidiendo limosna para entrar a verlo,
Don Carlos”, fue la respuesta de la
anciana. El cantante la tomó gentilmente
de un brazo y la hizo sentar en el mejor
asiento del teatro. “Ud. es mi
invitada,” le dijo el cantante.
En
otra oportunidad Gardel le pidió a Rafael Ramos Cobián, cuya empresa Teatros
Unidos lo había contratado, que rebajara el precio de las localidades ya que
las consideraba muy alta($1.50) platea, $1.00 entrada general (tenga presente
que hablamos del ’35).
“Pero
Carlos, si en todos los teatros estamos actuando a toda capacidad y siempre se
nos queda gente afuera,” repuso el empresario.
“Sí,
pero sé de muchos que no les alcanza para entrar”, refutó Gardel. El día anterior había hecho una caminata por
Barrio Obrero, y por algunos de los arrabales de Santurce en donde quedó
desolado ante tanta pobreza. Y él que
había crecido en medio de arrabales, quería cantar para ese público. Como que sus canciones tenían sabor a vida
humilde.
A
pesar de los argumentos de Cobián, Gardel se salió con las suyas, y cabe aquí
consignar que las actuaciones de Gardel eran pagadas estrictamente a base de la
mitad de los ingresos de taquilla.
Al
día siguiente los periódicos daban a conocer el insólito anuncio:
QUIERO
ESTAR AL ALCANCE DE TODOS, DICE GARDEL,
Y LA EMPRESA TEATROS UNIDOS
ACCEDE A REBAJAR LOS PRECIOS DE LAS LOCALIDADES A LA MITAD
Nuestra
profesión de periodista nos proporciona la oportunidad de conocer a grandes
personalidades, aunque a veces, como en este caso, tenemos que ser testigos de
noticias muy tristes.
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Nathaniel
Soltero, ya fallecido, oriundo de Ponce,
comenzó trabajando en El Día de dicha
ciudad, y luego pasó a El Imparcial a
principios de la década del 30. Continuó trabajando en dicho periódico
hasta los años 60 al establecer su
propia agencia de anuncios, Publicidad Soltero. Fue fundador y director
ejecutivo de la Federación de Periodistas, otra institución que precede a la
actual ASPPRO.
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