Friday, January 8, 2016

PUERTO RICO 1935: "TU TE ENCARGAS DE CUBRIRLO A GARDEL"

 
 

El capítulo está estructurado a base de dos entrevistas que nuestro colega Arturo Yepez  le hizo en cinta magnetofónica a Nathaniel Soltero.  Forma parte del libro La Noticia y Yo, cuyo copyright pertenece a la Editorial de la Universidad de Puerto Rico.     

 
 
TU TE ENCARGAS DE CUBRIRLO A GARDEL
                                                    por  Nathaniel  Soltero 


El 24 de junio de 1935, día de San Juan, en horas de la tarde, llegó a Puerto Rico la noticia de la muerte de Carlos Gardel.
MUERE CARLOS GARDEL EN ACCIDENTE DE AVIACION  EN COLOMBIA STOP.
 
En aquella época las noticias se recibían a través de cables, ya que las máquinas de teletipo no habían hecho aún su aparición en la isla. Yo estaba en mi escritorio de El Imparcial en  aquel momento, escribiendo una noticia de rutina de la Fortaleza, cuando alguien me entregó el cable con el trágico accidente de Medellín.  Sólo atiné a mirarlo, incrédulo, demasiado sorprendido como para intentar una reacción. 
¡Ah, no, debe tratarse de una equivocación!, pensé.  Ha sucedido con otros cables en otras ocasiones, seguí tratando de convencerme,  al tiempo en que revivía en mi mente mi amistad con el afamado cantor de tangos. Sí, me consideraba amigo de él.  Curioso, lo había tratado sólo unos días pero tenía la impresión de haberlo conocido toda una vida.
 
Me había tocado entrevistarlo a Gardel cuando arribó a San Juan aquel primero de abril de 1935.  En mi carrera de periodista tuve la oportunidad de entrevistar a numerosas personalidades, sin embargo, este argentino que venía precedido de una fama extraordinaria me cautivó instantáneamente por su sencillez y su don de gente. Luego me tocó seguirlo en cada una de sus actuaciones en la Isla y entre yo y el cantante surgió una gran amistad.  A pesar del triste epílogo siempre le estuve agradecido a Ayuso Valdivieso, dueño del periódico, por haberme dado la asignación de “seguirlo al Gaucho a través de toda su gira”.
No, no podía ser que la muerte se llevara  a este artista entre artistas, a este amigo entre amigos.   Sin embargo, mis divagaciones fueron interrumpidas abruptamente por el segundo cable.
AVION EN QUE VIAJABA GARDEL CHOCO CON OTRO STOP TODOS LOS PASAJEROS PERECIERON EN LAS LLAMAS STOP
 
Y así, uno tras otro, en agonizante lentitud, cada uno de los lacónicos cables fue completando el trágico cuadro como piezas en un rompecabezas funesto.
 
GARDEL TRATO DE SALTAR POR VENTANILLA AVION STOP EL FUEGO SE LO IMPIDIO STOP
 
Sobreponiéndome a mi pena y asombro me dirigí apresuradamente hacia la casa del corrector de prueba del diario, el colega dominicano  Guaroa Velázquez, en la calle San Francisco, quien tenía una radio de onda corta.  A través de la misma pude tomar nota de los más mínimos detalles del accidente.
De regreso hacia El Imparcial, en mis manos llevaba yo el mejor reportaje que aparecería al día siguiente sobre el trágico suceso. Mucho mejor de lo que habría de publicar nuestro sempiterno rival, El Mundo. En aquel entonces El Imparcial estaba ubicado detrás del Teatro Tapia en la curva que hace la Tetuán hacia la calle Fortaleza. El Mundo, por su parte, estaba en la calle San José, esquina Tetuán.
Aún recuerdo la consternación general que se percibía en la calle.  El comentario del día era la muerte de Gardel, y en todos se trasuntaba una gran tristeza. Y es que el visitante argentino supo ganarse una legión de admiradores de su arte y amigos de su persona a su paso por la Isla.
 
Gardel debutó en el Teatro Paramount el 3 de abril de 1935 ante un teatro abarrotado de gente y con unas tres mil personas que se quedaron afuera sin poder entrar. Cantó en Arecibo, Mayagüez,  Ponce y varios otros pueblos de la isla.  En cada una de sus presentaciones conquistaba plenamente.
 

Con el gobernador Winship en La Fortaleza
En aquella época el gobernador era Blanton Winship, un general retirado, sureño, que había sido traído a Puerto Rico para bregar con mano dura contra el movimiento nacionalista; quizás haya sido Winship uno de los personajes más odiados en nuestra historia.  Cuando llegó el cantante Winship vio una oportunidad para congraciarse con el pueblo y lo invitó a La Fortaleza para lo que hoy llaman un “photo op”.  
 
Según creo  Albizu Campos y Gardel nunca se llegaron a conocer. ¡Cómo me hubiera gustado que mi ilustre compueblano  y  el argentino se hubieran conocido! Hubieran tenido mucho en común de qué hablar.
También recuerdo que unos días después que llegara Gardel habían regresado de Estados Unidos “Los debatientes”, un grupo de estudiantes de la Universidad de Puerto Rico que había triunfado al medirse con un grupo similar en universidades de ese país.  La Democracia, en una nota publicada por César Andreu Ribas (un primo de César Andreu Iglesias), hablaba sobre la ingratitud del puertorriqueño contra su propia gente comentando que a Gardel se le había tributado una bienvenida gigantesca, sin embargo la llegada de los debatientes  había pasado prácticamente desapercibida. Entre los jovencitos debatientes recuerdo a Arturo Morales Carrión, Francisco Ponsa Feliú, Gaspar Rivera Cestero, y Otto Riefkohl.

El día del Te Danzant en el Hotel Condado Vanderbilt aparezco en primer plano de traje oscuro conversando con una de las damas del comité de recepción. En la mesa atrás, de pie, Ramos Cobián, Gardel al centro, y la esposa de Ramos Cobián a su derecha
 

 
Fui testigo de numerosas ocasiones cuando el artista  cantaba desde la plaza de los pueblos a todos los humildes que se había quedado fuera del teatro sin poder entrar, ya sea porque no podían pagar la taquilla o porque el teatro estaba muy lleno.        
Una vez al llegar al Teatro Broadway, en Ponce, vio una viejita que estaba acurrucada en las escalinatas.  Gardel le pregunto qué es lo que hacía ahí. “Estoy pidiendo limosna para entrar a verlo, Don Carlos”,  fue la respuesta de la anciana.  El cantante la tomó gentilmente de un brazo  y la hizo sentar en el mejor asiento del  teatro. “Ud. es mi invitada,” le dijo el cantante.
 
En otra oportunidad Gardel le pidió a Rafael Ramos Cobián, cuya empresa Teatros Unidos lo había contratado, que rebajara el precio de las localidades ya que las consideraba muy alta($1.50) platea, $1.00 entrada general (tenga presente que hablamos del ’35).
“Pero Carlos, si en todos los teatros estamos actuando a toda capacidad y siempre se nos queda gente afuera,” repuso el empresario.
 
“Sí, pero sé de muchos que no les alcanza para entrar”, refutó Gardel.   El día anterior había hecho una caminata por Barrio Obrero, y por algunos de los arrabales de Santurce en donde quedó desolado ante tanta pobreza.  Y él que había crecido en medio de arrabales, quería cantar para ese público.  Como que sus canciones tenían sabor a vida humilde. 

 
A pesar de los argumentos de Cobián, Gardel se salió con las suyas, y cabe aquí consignar que las actuaciones de Gardel eran pagadas estrictamente a base de la mitad  de los ingresos de taquilla.
 
Al día siguiente los periódicos daban a conocer el insólito anuncio:
 
QUIERO ESTAR AL ALCANCE DE TODOS, DICE GARDEL,  Y LA EMPRESA  TEATROS UNIDOS ACCEDE A REBAJAR LOS PRECIOS DE LAS LOCALIDADES A LA MITAD
 


Nuestra profesión de periodista nos proporciona la oportunidad de conocer a grandes personalidades, aunque a veces, como en este caso, tenemos que ser testigos de noticias muy tristes.



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Nathaniel Soltero,  ya fallecido, oriundo de Ponce, comenzó trabajando en El Día de dicha ciudad, y luego pasó a El Imparcial a principios de la década del 30. Continuó trabajando en dicho periódico hasta  los años 60 al establecer su propia agencia de anuncios, Publicidad Soltero. Fue fundador y director ejecutivo de la Federación de Periodistas, otra institución que precede a la actual ASPPRO.

 







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