Sunday, September 27, 2020

GARDEL EN LA RIVIERA FRANCESA





 

 

 

 Gardel estuvo en Europa trabajando profesionalmente y como figura privada, considerable tiempo entre setiembre 1927 y diciembre 1932. Aún hoy, es la etapa menos conocida de la vida del Zorzál y faltan detalles, pero gracias a la publicación online en años recientes de algunos periódicos franceses de la época y el acceso a otros recursos, hoy podemos saber bastante más que antes sobre los viajes de Gardel a la Riviera Francesa .  Aprovechando los nuevos recursos,  y la información  adquirida durante un viaje de investigación a Niza, ofrecemos esta nota que agrega bastante a lo que ya se sabía sobre las actividades de Gardel en la Riviera Francesa. Nos limitamos a hablar de cosas respaldadas con alguna evidencia. Dejamos de lado testimonios verbales que no pudieron ser confirmados en la prensa de la época.

 

Existe evidencia de que Gardel visitó por primera vez la Riviera, y más precisamente Monte Carlo, en los últimos días de 1927 o los primeros de 1928. Sabemos que tuvo compromisos artísticos en Madrid hasta la época navideña de 1927, y que el 9 de enero del año siguiente empezaba una sesión de grabaciones en Barcelona.  Entre esos dos compromisos, puede que se hiciera una “escapada”…..    En esa época algunos periódicos de Niza informaban el arribo de turistas a la Riviera, con el hotel donde se hospedaban. En su edición del 25 de diciembre de 1927, la revista “l’Eclaireur- Correo de Extranjeros”  anuncia que un tal Charles Gardel, procedente de París, ha reservado alojamiento en la Villa Notari de Monaco.  Considerando que difícilmente existía otro Charles Gardel, y la certeza que tenemos que Gardel estaba en Europa y tuvo algunos días libres,  es muy posible que efectivamente visitó Monte Carlo y muy probablemente Niza, que queda muy cerca.  De cualquier manera, sería un viaje privado como turista, distinto de los que vendrían próximamente.

El primer viaje profesional de Carlos Gardel a la Riviera fue a principios de 1929. Gardel, triunfante en París, hace un corto viaje a Cannes con sus guitarristas para presentarse en el Casino de Cannes. Se presenta a partir del 8 de febrero, y por aproximadamente diez días, y vuelve a París.   Según una carta de Pierotti, su representante, ese viaje fue organizado por la compañía que administraba el Teatro Empire en París. Recordemos que Gardel cantó en esa sala cuando volvió de Cannes.

 

 

Aquí entra en la historia la Señora Sadie Wakefield, amiga inglesa de Gardel y figura importante en Niza.  Sadie era la hija de un millonario ingles, Bernhard Baron.   Se calcula que lo conoció a Gardel durante ese primer viaje profesional a París (últimos meses de 1928). Su padre multimillonario había fallecido recientemente, dejando gran parte de su herencia a distintas “charities”   pero por el  estilo de vida que llevaba su hija en Francia queda claro que algo recibía en vida de su padre y muy probablemente  después de su fallecimiento también.   Su marido era el exitoso empresario norteamericano George Wakefield.  La pareja tenía una mansión  en Niza, donde pasaban parte de cada año y socializaban con la afluente comunidad anglo-americana.   El resto del tiempo lo pasaban en Paris y en Nueva York,  donde por lo menos el Sr Wakefield siempre  tenía algún compromiso.  El dato clave para esta historia es que George Wakefield, marido de Sadie,  se había hecho muy amigo de Frank Jay Gould, el dueño del emblemático casino Palaise Mediteranee de Niza y de algunos hoteles importantes en Niza (Hotel Majestic)  y Juan Le Pins (El Provencal). Hasta se hablaba en los medios locales que Wakefield iba a invertir en el próximo projecto de Gould, un casino en Juan le Pins.

A finales de 1930, luego de una estadía de un año y medio en Argentina, Gardel vuelve con sus guitarristas  a París. Las cosas habían cambiado mucho desde su última visita.  La Depresión había afectado mucho a la vida nocturna de la Ciudad Luz, y el empresario de la noche Paul Santolini- que junto con Manuel Pizzaro habían organizado el exitoso desembarco parisino de Gardel en 1928, ahora había cerrado sus cabarets en la Ciudad Luz. Esta vez el representante de Gardel, Pierotti, prefirió arreglar para que Gardel apareciera nuevamente en el Empire, pero comenzando 1931 no había mucho más en el horizonte. Es en este momento que Gardel acepta la oferta del “management” del casino Palaise Mediteraneé para participar en los “Tes  de Gala” del Palaise durante la segunda mitad de enero de 1931. Todo indica que detrás del ofrecimiento estaba la mano de Sadie Wakefield y su relación con Gould.

 

                                            GARDEL EN LA RIVIERA 1931

Los dos principales periódicos de Niza en enero de 1931 eran L’Eclaireur y Le Petit Nicoise.  Los ejemplares de enero 1931 pueden ser consultados en el sitio online de los Archivos Departamentales y hasta ahora ha aparecido muy poco de Gardel en Niza.  No hay entrevistas, artículos sobre presentaciones  del Zorzal, publicidades. Solo aparecen los clasificados que confirman que Gardel formó parte de los Tés de Gala del Palaise Mediteraneé la segunda mitad de enero de 1931.  Y sobrevivió un programa de esos días para confirmarlo. (ver imagen programa arriba)

 

Se puede ver que el conocido hombre de jazz Gregor Kalikian era parte del programa, y a partir de ahí empezaría una amistad con Gardel que terminaría con unas grabaciones juntos.  En definitiva, todo indica que Gardel no tuvo una campaña publicitaria en Niza como la de su debut en París. Y no aparece evidencia de otras actuaciones de Gardel en Niza, que sería prueba de una buena respuesta. Mientras tanto en Mónaco, muy cerca de Niza, las dos personas que hicieron tanto por el en París- Paul Santo y Manuel Pizarro- estaban administrando con dificultad un cabaret dentro del Hotel Carlton.  Gardel- siempre agradecido con ellos- hacia fines de febrero se presentó unos días en el Carlton sin cobrarles nada.   Sería su única presentación profesional en Mónaco.

Finalmente, podemos mencionar que a principios de marzo 1931 se firma un contrato para aparecer nuevamente por el plazo de una semana en el Casino de Cannes. Posiblemente una oferta de la misma gente que lo llevó en 1929.

En lo privado, fue en la Riviera en ese 1931 que Gardel recibió por unos días a su amigo Irineo Leguisamo, que lo visistaba desde Buenos Aires.  Julio de Caro también menciona haber estado con Gardel en Niza, pero hasta ahora no aparece la evidencia.

 

                                                    LLEGA CHAPLIN…..

Conociendo la amistad de los Wakefield con Frank Gould, se entiende lo  que pasó cuando el 31 de marzo 1931 el hombre mas famoso del mundo,Carlitos Chaplin,  llegó a la ciudad como invitado de los Gould.  El magnate acababa de inaugurar  su casino en Juan le Pins y,  como estrategia promocional,  le pareció buena idea organizar un banquete ahí para introducir Chaplin a sus allegados.  Saide Wakefield  por supuesto fue invitada, y se apareció con Carlos Gardel. Sobreviven varias fotos del evento.  Unos días después la propia Sadie organizó una fiesta de cumpleaños para Chaplin en su mansión en Cimiez, un barrio de Niza.  Fue un evento mucho mas privado, con poca gente, y de ahí son las fotos mas conocidas de Gardel con Chaplin.

Durante todo el mes de abril 1931 , Gardel y Chaplin coincidieron  en Niza.  Un periódico pone los dos en la lista de asistentes a un campeonato de baile en el Palaise Mediteraneé dos días después del banquete. Teniendo bastante tiempo libre los dos hombres, y moviéndose en el mismo circulo social, es muy posible que se volvieran a encontrar. Pero hasta ahora no hay evidencia.   Ese mismo mes de abril, Gardel tuvo la buena noticia de que le ofrecían un contrato para presentarse en el Teatro Palace de Paris…..y que se firmaba el primero de mayo un contrato para intervenir en su primera película para la Paramount (Luces de Buenos Aires).   Cuando se acercó la fecha de la firma, se marcho de Niza dando por terminado su viaje mas visible a la Riviera.

El año siguiente, 1932, Gardel vuelve a la Riviera en condiciones muy distintas.    “Luces de Buenos Aires” había sido un éxito de taquilla, y la Paramount le habla a Gardel de hacer una segunda película. El Zorzal viaja a Francia a fines de 1931 sin los guitarristas, con el solo objetivo de volver a filmar.  Estando en Francia se entera que la Paramount, por razones económicas, había suspendido su actividad en los estudios de Francia.  Empieza un año difícil para Gardel, en que analiza distintas propuestas, y trata de conseguir apoyo financiero para hacer nuevas películas.  En ese contexto durante el verano vuelva a Niza, donde su amiga Sadie  Wakefield a lo mejor lo puede ayudar. Recordemos que Sadie tenía muchos amigos influyentes en toda Francia.    Mientras espera el desenlace, se junta con el compositor uruguayo Carlos Cesar Lenzi y el pianista argentino Juan Cruz Mateo para ensayar algunos temas.  De este encuentro sobreviven algunas fotos. Aparecen ensayando, en la Rambla de Niza, y en los jardines Alberto 1.  Muy poco después, habría novedades. En setiembre 1932 Gardel finalmente logra firmar un contrato con la Paramount para filmar dos películas en Paris. Serian las únicas películas que la Paramount filma ese año en Francia, asi que no se descarta la influencia de los amigos poderosos de Gardel.  Con esta novedad, Gardel vuelve  a Paris para , en octubre, empezar la filmación de la película Espérame. 

   En definitiva, estas son las visitas documentadas de Carlos Gardel a la Riviera.  Puede ser que en 1932 las visitas fueron mas de una (poco se sabe de lo que hizo Gardel ese año) y- aunque difícil-  a lo mejor existe alguna otra visita que desconocemos. Con toda la información que se esta volcando online, a lo mejor tenemos una sorpresa.

 

 

Sunday, September 6, 2020

LOS RECUERDOS DE MADAME BILLY





Aline Roblot era su nombre real. Pero en el período de entreguerras, en París hizo famoso su apodo de Madame Billy. Su ocupación era un tanto imprecisa. En Buenos Aires, por esa época se las conocía como “Madamas”, en Francia, como Maistresse de Maison. La maison que ella ¿cómo decir?, conducía o regenteaba estaba en el 4, rue Paul Valéry, de París, y desde luego, tenía sus puertas abiertas al gran mundo de la aristocracia, las finanzas, y por decirlo con sus palabras “…la vie facile, le luxe, l´infatigable besoin de séduction qui énerve la haute société à toute heure du jour et de la nuit”.            
 
                     Su libro es toda una pintura, una muy audaz pero elegante semblanza de los “años locos”, que transcurrieron entre las dos grandes tragedias mundiales, ese fugaz resplandor nocturno, cuando “les violons tziganes, les balalaïkes russes, les bandonéons argentines, les trombones de Harlem, jouaient à l´unisson. Gauchos et moujiks se partageaient les rues. Plus parisiens que les Parissiens, les argentines et les russes blancs étaient les rois de la nuit”.        
                                                                En 1980 publicó un libro de memorias “Maitresse de Maison”-Editorial La Table Ronde-, del cual traduciré un gracioso capítulo referido a Carlos Gardel. Nos cuenta Madame Billy:    
 
                                    - Carlos Gardel era el rey incuestionable de la colonia latino-americana. Este tolosano de origen, que el tango transfiguraba, era más argentino que los argentinos. Yo tuve la suerte de contarme entre sus amigos. Lo había conocido por Mattos, el autor de “La Cumparsita”. No había fiesta grande sin Gardel. Más allá que su voz hacía zozobrar, no le faltaban argumentos de seducción: grande, morocho, la mirada potente bajo sus pestañas sombrías, el  hubiera podido rivalizar con Rodolfo Valentino en la categoría “hidalgo”. Todas las mujeres estaban locas por él, y él se hacía un deber de satisfacerlas en el mayor número posible.      
                                                      Gardel cantaba en el Teatro Empire. Yo acudía seguido, porque luego partíamos a cenar, y hacer la ronda por las boites. Una vez, en la sala, yo estaba sentada al lado de una pareja. Apenas bajado el telón, la mujer, sin una palabra de explicación, deja allí a su marido, para ir al camarín de Gardel. El infeliz, viendo que yo no me movía, se dirigió a mí:
 
Usted no va a ver a Carlos Gardel?    
No, señor, no vale la pena. 
–¿Ah, usted lo conoce? 
   No quise sumarme a su confusión. 
  –No, casi nada. Lo vi una sola vez.
    
                                                 –Señora-me ha dicho él- hace seis días consecutivos que venimos a verlo. Hace seis días consecutivos que, al fin del espectáculo, mi mujer va a su camarín. ¿Usted encuentra esto normal? ¿Qué haría usted en mi lugar?                    
 
 Intenté  tranquilizarlo. 
                                                                                  - Esto no es grave, señor. No tiene por que inquietarse, Gardel es casado, y está bien rodeado. Pero él es muy sensible a los halagos que recibe luego de sus actuaciones…  
El no estaba convencido y, aparentemente, sin ilusiones sobre el comportamiento de su mujer:          
                                                            -Ah, usted piensa que esto no es grave! A usted le parece normal que por seis noches seguidas un marido lleve a su mujer a ver a su futuro amante…?     
No quise esperar la continuación, y preferí perderme en la multitud. Seis días…Seguramente, la esposa ya había sucumbido.
  Hasta aquí Madame Billy.            
 
                                                                      Podemos agregar que el 5 de noviembre de 1984, el alcalde adjunto de París, Francois Lebel, descubrió una placa en  homenaje a Carlos Gardel en el 14 de la Rue de L´Arcade, en compañía del entonces embajador argentino en Francia, Carlos Ortiz de Rosas y del embajador itinerante Hipólito Solari Yrigoyen. La placa decía: “A Carlos Gardel, célebre cantor de tango argentino, nacido en Toulouse el 11 de diciembre de 1890, habitó en esta casa en 1933”. El diario Clarín del 6 de noviembre, en nota firmada por Francois Lepot, informando sobre el acto, consignó estas declaraciones de Madame Billy: “No recuerdo un éxito más grande y duradero de ningún artista en mi vida, como el de Carlos Gardel. En el teatro Empire, donde Maurice Chevalier, la Mistinguet y otros grandes del momento actuaban por quince días, Gardel mantuvo un lleno completo por seis meses, y se fue porque quiso”.     
 
  Enrique Espina Rawson                
                                                         

Presidente del Centro de Estudios Gardelianos